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Primera vez como prostituta

Él se subió los pantalones y me dijo que nos veríamos mañana; le grité que no me dejara en esa posición, pero él se salió sin hacerme caso; alcancé a escuchar que decía: “Allí se las dejo”. Escuché que la puerta se cerró y volteé por encima de mi hombro; vi a los dos polis que habían entrado con el Lic. anteriormente y noté que se empezaron a desnudar; les grité que se detuvieran y que si me hacían algo los denunciaría, pero ellos se echaron a reír; no dijeron nada, uno de ellos se acercó a mí y me quitó las esposas, quise defenderme pero ya el otro poli me detenía las manos. En unos cuantos segundos me desnudaron mientras yo me retorcía pidiéndoles que me dejaran; cuando me di cuenta, ya me habían esposado de nuevo, pero esta vez en la espalda, ellos me obligaron a hincarme y uno se paró frente a mí ordenándome que le chupara su tremendo falo erecto, yo me negué y volteé la cara hacia otro lado, pero el toro poli, que estaba atrás de mí, me tomó del cabello y de las mejillas y me obligó a voltear hacia su amigo y a abrir la boca, me hicieron introducir su asqueroso miembro en mi boca y el que estaba detrás de mí me hizo moverme hacia delante y hacia atrás jalándome de los cabellos. Ellos reían y se burlaban de mí diciéndome que si yo era una prosti porque me hacía del rogar y que apenas era el principio.

Estuve chupándosela al tipo un buen rato hasta que terminó y me hizo tragarme toda su leche. El otro poli no me soltó hasta asegurarse que me había tragado el semen de su compañero; luego, me sentaron en el camastro y me hicieron abrir las piernas, todo el tiempo estuve gritando que me dejaran en paz, pero casi de inmediato el otro poli se acomodó y me penetró en esa incómoda posición sin darme tiempo a nada. Empezó su mete-saca con fuerza haciéndome llorar por la salvaje violación.

No duró mucho, pero a mi se me hizo eterno, sentí como su semen invadía mi vagina y casi de inmediato se salió; rápidamente se pusieron los uniformes y se fueron, dejándome mancillada, adolorida y esposada. Como pude me acomodé en el camastro y llorando por recordar todo lo ocurrido me dormí.

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